domingo, 10 de abril de 2011

Espectacular pregón de José Antonio Domínguez Bandera.

Novedoso y original, cargado de teatralidad. Una teatralidad natural, sin ademanes antinaturales. Un pregón lleno de frescura.

Antonio Banderas, valiéndose de su dotes interpretativas, dio ayer sobre las tablas del Teatro Cervantes de Málaga, un originalísimo pregón en el iba contando las historias de gente de a pie de calle y de los detalles de la Semana Santa. De esta manera, a través de la formas, historias y anécdotas de unos personajes. Contando sus historias, pero también metiéndose en los papeles e interpretando a Don Amadeo, Gregorio, Pablito, Gregorio, Lola, Mariano y Vaquerito, fue desglosando la Semana Santa de Málaga y sus detalles y los detalles de sus gentes, los momentos más tiernos y en ocasiones, también los momentos más graciosos y singulares. Fue contando de cómo Don Amadeo se preparaba bien temprano para ir a ver el primer toque de campana, el de la Pollinica y de qué manera vivía y sentía el ser nazareno del Sepulcro, de cómo vivía Gregorio el ser parte del 'submarino' de la Esperanza, de cómo Pablito se hizo músico y de cómo consiguió un martillo de mayordomo, cómo Lola cómo solo por el olor sabía de qué estaba hecho el manto de Las Penas y de cómo Carmen iba de promesa en el Cautivo. Y así fue repasando día a día, en un pregón de una hora y cuarenta y seis minutos de duración, la Semana Santa de Málaga a través de sus gentes.

El final del pregón tuvo una originalidad especial, con la puesta en escena de un nazareno dando cera a un niño para su bola de cera. Niño al que el propio Banderas si dirige al verse reconocido y al ver en ese niño, no solo a él sino, tal y cómo le dijo, a 'todos', viendo representado en ese niño a toda Málaga. Pero fue lo más singular de todo la petalada. Y han leido bien, dirigíendo sus palabras hacia una fotografía proyectada de su Virgen de Lágrimas y Favores, le dijo querer dedicarle una petalada, y acto seguido, una petalada cayó sobre el escenario y sobre el patio de butacas del malacitano Teatro Cervantes.

Banderas, que en todo momento dio ejemplo de su recorrido como actor, se mostró muy sereno durante todo el pregón, sabiendo interpretar ante un abarrotado teatro, el papel de pregonero, pero una vez terminada lo que podemos llamar su actuación, rompió en un emocionado llanto.

En palabras del propio Señor Obispo de Málaga, una 'exposición magnífica de los sentimientos y vivencias cofrades'.

Álora Nazarena.

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